En la foto, de izquierda a derecha: Demetrio Sánchez, Juan Soler, Juan Espallardo y Antonio Escolano, que recibe el impacto del flash de la cámara al dispararla él mismo, estirando el brazo, el sábado 13 de Febrero de 2010.
Resulta que varios dibujantes nos iniciamos en la historieta en Alicante y hacia 1970. Éramos jóvenes y nos entusiasmaba el arte del dibujo secuencial. Compartiendo estudio y hasta repartiéndonos el trabajo, en ocasiones, desde la improvisación del argumento o la traducción del guión de encargo hasta el encajado a lápiz o el pasado a tinta de personajes y ambientación, germinó una gran amistad. Nos descubríamos unos a otros algunos dibujantes de impactante personalidad y analizábamos el estilo y la manera de resolver sus escenas y la dinámica de la narrativa de los artistas que más nos gustan, desde los españoles Jesús Blasco, Jorge Longarón, Luis Bermejo, José Ortiz, Miguel Quesada y Leopoldo Sánchez hasta extranjeros como Jorge Moliterni, José Luis Salinas, Alberto Breccia, Paul Gillon, Noel Gloesner, Jean Giraud, Jijé, Robert Gigí, Ferdinando Tacconi, Dino Battaglia, Gino D’Antonio, Harold Foster, Alex Raymond, Noel Sickles, Milton Caniff, Alex Toth…
Más tarde, cada uno dibujaba en su casa y no todos nos veíamos con la frecuencia que nos gustaría, incluso habitando en la misma ciudad. De manera que, cuando nos encontrábamos en exposiciones u homenajes, por no hablar de entierros, charlábamos, lo pasábamos bien y añorábamos el disfrute de nuestra vieja camaradería.
Por fin, Demetrio Sánchez, Antonio Escolano, Juan Soler y yo mismo, nos decidimos a dedicar un día cada mes o dos meses, aproximadamente, para pasarlo juntos. Algo así como un retiro espiritual, que en cada ocasión tiene por escenario la casa de uno de nosotros y que ya disfrutamos desde hace varios años.
Los viejos dibujantes de tebeos ocupan ese día contando batallitas, pasando lista a las hermosas mujeres que les arrebató la vida y a los admirados dibujantes que les burló la muerte desde la anterior “ajuntaera” y comentando las obras recientes del anfitrión. También se bebe y se come todo el tiempo, claro.
Hemos llegado a ilustrar entre los cuatro algún libro, interviniendo todos en alguna fase de la elaboración de cada una de las imágenes, desde la composición a lápiz hasta el color y los retoques finales.
Aquí, puede verse algunas obras de mis amigos de la “Ajuntaera de viejos dibujantes de tebeos”. Los tres son de Alicante y denominaron así a nuestros cónclaves en consideración a mi murcianía. Otras veces, nos identificamos como el grupo de dibujantes de “El nido de las águilas”, que es como se llama el lugar en donde vive Demetrio. Dicho sea de paso, y sin más connotaciones que la que procura la coincidencia, también era el nombre de la residencia de Adolf Hitler y el título de una película bélica.